Tradición e historia de
La Virgen de la Almudena

Origen

Franciscus Ignacius Ruiz, S. XVIII

Existe una antigua tradición que remonta hasta la época apostólica el origen de la imagen de la Virgen que actualmente conocemos como Santa María la Real de la Almudena.
Jerónimo Román de la Higuera (1538-1611) nos lo narra así:

“Es tradición antiquísima que, cuando el Apóstol Santiago vino de Jerusalén a predicar a España, trajo la milagrosísima Imagen que hoy llaman de la Almudena a esta Coronada Villa de Madrid y la colocó en esta Iglesia (de Santa María) en compañía de uno de sus discípulos, llamado San Calocero, que fue el primero que predicó en ella, el año del Señor treinta y ocho.
Es la primera que adornó esta villa y, por la misma tradición, se afirma que fue labrada viviendo Nuestra Señora, por San Nicodemus y colorida por San Lucas como consta en muchos autores”

Autores como Iván de Vera Tassis, Lope de Vega, Alonso Liborio Santos, García Nieto y Timoteo Domingo Palacio sostienen también esta tradición.

Merece la pena destacar, la existencia de una placa de bronce anónima, fechada en 1616, donde se recogen estos mismos orígenes de la devoción. Y existen un lienzo anónimo del s. XVIII y un grabado de Franciscus Ignacius Ruíz de la misma centuria, que ilustran la mencionada tradición.

Ocultada y hallada en la muralla

Avanzamos en el tiempo y llegamos al año 711 – 714, cuando los mahometanos conquistaron Madrid. En esta época, se sitúa otra tradición que tiene como protagonista la imagen de la Virgen de la Almudena, y que Gerónimo de la Quintana, en 1629, trata en su libro “A la muy noble, antigua y coronada villa de Madrid. Historia de su antigüedad, nobleza y grandeza”, en estos términos:

“Lo cierto, y lo que testifica la tradición antigua recibida de los más ancianos del lugar, es que los fieles, por los años de 714, temerosos, o por mejor decir, ciertos de que llegaría a Madrid el merecido golpe de un lastimoso cuanto general castigo, celosos del culto y veneración de esta Santa Imagen y cuidadosos de la guarda de este precioso tesoro, porque no viniese a manos de los bárbaros e hiciesen en Ella alguna sacrílega irreverencia, encomendándose no sin gran ternura y lágrimas a Ella, la enterraron y la escondieron en un cubo de la muralla, que estaba cerca de esta Iglesia (de Santa María), para que, a cuando a largos años , se descubriese y hallase este cielo, pudiese bien compararse el tesoro escondido.

Estuvo en este cubo oculta por el espacio de 373 años, que duró el prolijo y duro cautiverio, hasta tanto que la Divina Misericordia la tuvo de su pueblo y fue servido de consolar a sus hijos afligidos, cuando después de la restauración de la mayor parte de León y Castila, el Rey Alfonso VI ganó Madrid del poder de los moros, por el año 1083,siendo Pontífice Sumo Urbano II” … ” Aunque estuvo encerrada tanto tiempo, no se perdió del todo su memoria entre los cristianos que quedaron en ese pueblo, por haberlo oído de sus pasados que estaba escondida; ignoraban el lugar donde la escondieron sus devotos, por haber perdido la noción de el después de tantos siglos”.

La tradición, recogida también por otros autores, nos narra que cuando el rey Alfonso VI conquista Madrid en 1083, los cristianos mozárabes le explican que se cuenta la existencia de una imagen de la Virgen escondida, pero en lugar desconocido.

Virgen de la Flor de Lis. Foto: Benjamín Hernandez

Se reinstaura el culto Católico en Magerit y se consagra la iglesia de Santa María en lo que era la mezquita y posiblemente antigua iglesia visigoda. El templo se dedica a Santa María y como no se encuentra la imagen de la Virgen, el rey manda pintar otra en la capilla mayor del templo (es la que conocemos actualmente como la Virgen de la Flor de Lis). Esta pintura mural podemos decir que es la primera imagen de la Virgen que se venera en Madrid después de la reconquista. Estuvo oculta detrás del retablo mayor de la iglesia de Santa María hasta el año 1623, cuando por unas actuaciones en el retablo, la descubren.

 

Tiempo más tarde la extraen del muro y la colocan en el templo, y actualmente se puede venerar en la Cripta de la Catedral.

Alfonso VI le hace la promesa a la Virgen de que si conquista Toledo, regresaría a Madrid para buscar la imagen oculta y así lo hace. Cuando el rey conquista la ciudad Imperial en 1085, regresa a Madrid y forma una procesión de rogativas para encontrar la imagen.

Lope de Vega en el Canto IV de “La Historia de la Virgen de la Almudena”, nos lo cuenta así:

``La procesión llega al muro
y, cual si sus ruegos fueran
irresistebles arietes,
desplómanse algunas piedras,
húndese parte de un cubo,
do brilla una luz intensa
y en él preséntase al pueblo
la Virgen de la Almudena,
con las velas encendidas,
que se escondieron con Ella,
sin ser tres siglos bastantes
para mermarles la cera``.

Otros autores como Iván de Vera Tassis, Alonso Liborio Santos o José Monasterio Riesco, escribieron también sobre esta tradición.

Distintas sedes de la Virgen de la Almudena

Desde el momento de su hallazgo, la imagen es llevada a la iglesia de Santa María y allí permaneció (quitando pequeños períodos en que se trasladó por obras de la iglesia) hasta el 25 de octubre de 1868, año en que el Ayuntamiento manda demoler la iglesia de Santa María para ensanchar la calle Mayor.

Es entonces cuando la talla de la Virgen es trasladada a la iglesia de Santísimo Sacramento de las Madres Bernardas (actual catedral Castrense), donde permanece hasta el 29 de mayo de 1911, cuando es llevada a la Cripta de la Catedral, que se inauguraría días más tarde.

Grabado s.XX
Grabado s. XVII
Portada ABC, traslado de la Virgen 1911

Milagrosamente, la imagen de la Virgen de la Almudena pasa la Guerra Civil en la Cripta sin sufrir ningún daño. Ante el estado en el que se encontraba la Cripta después de la contienda, se decide trasladar nuevamente la imagen de la Virgen al Convento de las Madres Bernardas, donde estará hasta el año 1954, que con motivo del Año Mariano, es llevada por decisión del cabildo, a la que entonces hacía funciones de Catedral, la actual Real Colegiata de San Isidro. Allí permaneció hasta el 10 de junio de 1993, cuando es trasladada solemnemente a su casa definitiva, a la Catedral de Santa María la Real de la Almudena. Desde entonces, la imagen solo ha salido del primer Templo diocesano para ser restaurada en el año 2002.

Jorge Matas Rubio
Bibliografía:
  • La Catedral y la Virgen de la Almudena. M. I. Sr. D. Secundino Jiménez Rodrígo.
  • La Iglesia de Santa María de la Almudena y la Real Esclavitud. María Cristina Tarrero Alcón
  • A la muy noble, antigua y coronada villa de Madrid. Historia de su antigüedad, nobleza y grandeza. Gerónimo de la Quintana.
  • La Virgen de la Almudena. Lope de Vega