La catedral de la Almudena acogió en este jueves, 4 de marzo, la Noche de los Testigos, la quinta edición de la vigilia de oración por los cristianos perseguidos organizada por Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN España). La celebración se confió a la intercesión de san José en su año jubilar. Un hombre que también fue perseguido y refugiado, como señaló Javier Menéndez Ros, director de la fundación pontificia: «La voluntad de Dios pasa también por los miedos de san José, por su fragilidad e incertidumbre [como señala el Papa en Patris corde], lo mismo que han sufrido muchos cristianos al huir de sus casas por su fe en Cristo. Dios pasa a través de ellos, les infunde fe y les enseña que no deben tener miedo de ceder a Dios al timón de su barca».
Ante el Santísimo expuesto, se mostraban en el presbiterio, como testimonio de esa persecución y a la vez fe en Cristo, un cáliz tiroteado rescatado de una de las iglesias profanadas por el ISIS en Nínive, una cruz proveniente también de esta región de Irak, e imágenes de mártires de los últimos años. De Irak precisamente es el padre Naim Shoshandy, el primero de los tres testimonios que se pudieron escuchar en la Almudena.
«Para vivir como cristiano –comenzó el sacerdote– yo tengo siempre tres palabras en mi corazón: rezar, perdón y fe». Y añadió con plena certeza que «Dios nunca está lejos de la persona que sufre, y que está entre los cristianos de Irak». Una experiencia de confianza en Dios que el padre Naim ha vivido en los momentos más difíciles de su vida. El primero, el asesinato de su hermano mayor, un día al salir del trabajo en Mosul, tiroteado «por ser cristiano». Le costó mucho tiempo asimilar su muerte, pero aprendió de Jesús a perdonar. El segundo, la muerte de su padre, el pilar de la familia, a los 57 años de cáncer.
Una cruz, un rosario y un icono de la Virgen
El tercero, el 6 de agosto de 2014, cuando el ISIS entró en su ciudad, Qaraqosh, en la llanura de Nínive, y dio tres opciones a los que no eran musulmanes: convertirse al Islam, pagar el impuesto islámico o abandonarla «bajo amenaza de muerte por la espada». Miles de personas, explicó el padre Naim, «salimos de nuestras casas, de las iglesias», con lo puesto, dejando todo atrás, «toda una vida». Abandonaron su cuidad pero «no queríamos abandonar nuestra fe en Jesús».
El sacerdote cogió tres cosas de su habitación que siempre van consigo: una cruz, un rosario y un icono «precioso» de la Virgen. «No necesitaba nada más». Huyeron al Kurdistán iraquí, donde la tristeza de dejar su casa –«vivíamos y convivíamos con los musulmanes»– el miedo al futuro y la incertidumbre fueron dando paso al perdón. «Rezar y perdonar», repitió el sacerdote varias veces.
«Cada familia cristiana de Irak tiene un drama que contar», pero en medio de todo el sufrimiento «hemos sentido la mano amorosa de Dios que nos anima, que nos consuela, que nos impulsa a dar testimonio de su amor a nuestros hermanos». La visita «valiente» del Papa al país, que comienza este viernes, 5 de marzo, les lleva «a los cristianos […] su apoyo y su ánimo». «Necesitan una palabra de su padre, y el Papa es su padre», explicó el sacerdote, que concluyó cantando el padrenuestro en arameo, la lengua de Jesús, que aún se habla en Irak.
En Nigeria, los cristianos viven «en un infierno constante»
«Que el mundo nos eche un poquito una mano para salir de la encrucijada que están viviendo los cristianos en Nigeria». Fue la petición con la que empezó su testimonio Colin Williams, laico. «Nos están haciendo la vida imposible en Nigeria»; 16 años «sin tregua», aseguró, en los que el Gobierno se ha situado de perfil o directamente apoyando las persecuciones, las intimidaciones y los crímenes de grupos como Boko Haram. «Un cristiano vive como un inmigrante en su pueblo, en su casa mismamente». Si uno es cristiano, dijo, es considerado «una persona de segunda clase, incluso de tercera», por ejemplo, «tienes menos de un 5 % de conseguir un empleo decente».
Terroristas suicidas en celebraciones dominicales, secuestros y decapitaciones de cristianos, violaciones a mujeres el mismo día de su boda «obligando a todo el mundo a mirar»… «Atrocidades» silenciadas y censuradas por el gobierno que hacen que los cristianos vivan «en un infierno constante». En Nigeria, dijo, ha muerto un cristiano cada cuatro minutos desde 2015, además de cuatro millones de desplazados en campos de refugiados. A pesar de todo esto, «el número de creyentes va cada día en aumento ya que la fe en Cristo es algo indiscutible», concluyó.
«Pasión por el diálogo interreligioso» en Indonesia
El padre Robertus Kardi, sacerdote indonesio de 32 años, contó que en su país, en el que los católicos son un 3 % de la población, hay regiones sin dificultades para vivir y practicar sus creencias, pero otros en los que es realmente complicado. Varios atentados en iglesias en 2018 causaron muertos y heridos, en un país en el que estos ataques, explicó el sacerdote, no solo tienen motivaciones religiosas, sino también políticas o sociales.
Aunque las conversiones no están prohibidas, el sacerdote expuso la persecución que se da hacia aquellos que se convierten del Islam al cristianismo en forma de aislamiento social, agresiones verbales… «Siempre existe el riesgo de perder el amor de todos los seres queridos», y sin embargo los catecúmenos «lo consideran parte de su camino de fe». De hecho, durante el catecumenado se les enseña que seguir a Jesús «nunca está exento de dificultades y rechazo» y les explican que «solo el amor y el perdón pueden convertir el rechazo en aceptación».
Sobre la relación de los cristianos con las otras religiones, sobre todo con los musulmanes –la religión mayoritaria– indicó que, aunque hay grupos radicales, «pequeños», la mayoría de musulmanes están abiertos al encuentro, al trabajo conjunto en obras sociales y al diálogo. En este sentido, el sacerdote subrayó que «no podemos vivir la fe católica en Indonesia sin tener la pasión por el diálogo interreligioso, porque es una manera de anunciar el amor de Dios».
Dios «nos hace valientes»
El arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, quiso agradecer los testimonios escuchados, «que nacen de una experiencia vivida, como testigos de Nuestro Señor». En su predicación tras los testimonios, el purpurado tomó la palabra levántate, «la que Dios nos quiere dirigir a nosotros en estos momentos de nuestra vida», que es lo que hizo, dijo, el padre Naim cuando se levantó y salió con la cruz, el rosario y la imagen de la Virgen.
En este sentido, invitó a todos comprometerse «con aquellos que más están sufriendo», aquellos que en diversos lugares del mundo «han sido capaces de tomar como san José a Jesús crucificado» y «vivir en propia carne» sus misterios, el dolor, el «gozo por ser fieles a Dios», y la Resurrección, «porque aparecían horizontes también nuevos para la vida».
Una segunda expresión quiso destacar el arzobispo: no temas. «Dios está a tu lado, Dios está de nuestra parte, Dios está con nosotros». «Nos hace valientes en circunstancias muy diversas», como las que se escucharon en la catedral. «Dios sigue haciéndonos capaces de no vivir en el temor sino de vivir en la esperanza». Las dificultades por las que «nos quejamos fácilmente» son pocas comparadas, aseguró, con las que viven «otros hermanos nuestros». Por eso, animó a rezar por ellos «para que nunca pierdan la esperanza […], la adhesión sincera a Jesucristo Nuestro Señor».
Y en tercer lugar, pidió despertar a «ese sueño precioso» que Jesús regaló cuando dijo aquello de «amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo». Se trata de dar la mano, mirar al otro como hijo de Dios, dar espacio al que es diferente, dar la vida por aquellos que estén sufriendo más, eso es «lo nuestro», concluyó el arzobispo de Madrid.
Infomadrid / B. Aragoneses