«Para hacer un belén hoy hay que ser albañil, carpintero, electricista, pintor, delineante, técnico de sonido, entender de electrónica…». De todo esto sabe Félix Castedo, miembro del Cabildo de la catedral de la Almudena, que lleva los casi 30 años de vida del primer templo de Madrid montando el belén monumental que se puede ver cada Navidad en el atrio. Este año, a diferencia de otros, la estructura se ha situado en la parte derecha del acceso al templo por las puertas principales, que permanecerán abiertas para garantizar la correcta ventilación.
La pasión por los belenes le viene a Félix de niño. Su padre, cuenta, montaba en casa un belén de recortables y le ponía luces de linterna de petaca. Con el tiempo empezó a comprar figuritas y a incorporar bombillitas eléctricas, con algún que otro susto. «No quería saber nada de las luces, y ahora fíjate la que monto», ríe. Porque, a tres días de la inauguración oficial del belén de la catedral –se bendecirá en la Misa del Gallo y se abrirá al público el 25 de diciembre–, Félix ultima los once momentos diferentes de luces que habrá en esta ocasión. «Hemos llegado a tener treinta y tantos, pero este año, con la pandemia, como no habrá narración…».
El guion, precisamente uno de los grandes atractivos del belén de la catedral, se suprimirá para evitar que los visitantes se agolpen ante el nacimiento. En condiciones normales, la narración, que redacta y generalmente locuta el propio Félix –«dicen que tengo voz de radio»–, se acompaña de esos juegos de luces, que van destacando cada una de las escenas, y a la vez armoniza los diferentes momentos históricos que representan. Son siete minutos de duración, y cada año es distinta. «Busco que el guion sea original, atractivo, que capte la atención».
También la escenografía es siempre diferente. «El belén tiene que sorprender; que cada rincón sea cuidado al detalle», aunque a veces haya quien no se dé cuenta. Félix va dibujando en su cabeza el diseño contando con todos los materiales que tiene, la mayoría hechos por él mismo a lo largo de tantos años: el portal, la posada, el molino, el arco, las casas… «Tenemos un buen arsenal», que daría para hacer en realidad «tres belenes como este y aún sobraría». Igualmente tiene en cuenta las figuras, casi todas de José Luis Mayo –a excepción, en el montaje de este año, de las que componen la escena de José y María buscando posada–.
Siempre hay algo de estreno
Cada Navidad, el belén estrena algo nuevo. Este año, una gran cascada que se ha situado en la parte derecha. Es un armazón de madera cubierto de plástico para impermeabilizar, y después trozos de tela mojada en cemento blanco y otra capa de cemento más sólido para darle forma. Aunque de lo que realmente está Félix orgulloso es de la ladera de montaña que hay justo detrás, y del paisaje del fondo. «Lo que más disfruto del montaje ir viendo cómo queda según le vas dando forma», reconoce.
El trabajo del belén se empieza después de la festividad de la Almudena; antes imposible, «porque la carroza de la Virgen se sitúa en el atrio». No es mucho margen de tiempo, observa, aunque ahora, a diferencia de los comienzos, que lo hacía todo Félix solo, cuenta con otras dos personas que le ayudan. Él ya tiene en mente las escenas que quiere incluir, que no pueden ser todas las de la infancia de Jesús «porque no caben», aunque nunca pueden faltar la natividad y el anuncio a los pastores. En los comienzos no ponía a los Reyes porque, desde un «criterio historicista», su visita no se correspondía con el momento del nacimiento de Cristo. Pero no le quedó más remedio que incluirlos «cuando vi que los niños se decepcionaban».
Un belén para evangelizar
Tanto ha incorporado a los Reyes al relato que uno de ellos, ya anciano, será quien cuente los acontecimientos del nacimiento de Jesús el año que viene. «Desde hace dos años no podemos poner el belén planeado hace tres», ríe, porque, como desvela, las ideas del nuevo montaje le van surgiendo según quita el anterior. Y si este año la cascada ha sido el estreno, para el año que viene tiene ya preparadas dos grandes casas nuevas, una de ella la del rey mago que narra la historia.
Montará el belén, «si Dios quiere y me da fuerzas», con ese espíritu evangelizador que le ha guiado siempre, desde que hace años, en un congreso internacional de belenistas que se celebró en Madrid, la bendición papal animaba a los participantes a que los belenes fueran catequéticos, que «mostrasen el mensaje de la salvación». «Y yo me lo tomé muy en serio; en cuanto pude, empecé a hacer el guion».
El artífice del belén de la catedral anima a visitarlo, «este y todos los belenes, porque todos tiene el mismo mensaje: nos ha nacido un Niño que es el hijo de Dios hecho hombre». A él le gustaría que todo el que vaya «saliera de aquí con el corazón un poco contento y gozoso por haber visto y oído, como los pastores, lo que ocurrió un día en Belén, y que sigue siendo para nosotros noticia muy actual».
El belén de la catedral se podría visitar desde el 25 de diciembre hasta el 9 de enero, de 10:00 a 20:00 horas. Los días de Navidad, Año Nuevo y Epifanía, el horario de visitas será de 10:00 a 13:00 horas y de 17:00 a 19:30 horas.