La Delegación Episcopal de Liturgia subraya que, tal y como ha señalado el Papa Francisco hace pocos días, «los símbolos de la Navidad, especialmente el belén y el árbol adornado, nos recuerdan la certeza que nos llena el corazón de paz: la alegría por la Encarnación, por Dios que se hace familiar, habita con nosotros, infunde esperanza en nuestros días».
En este sentido, la delegación incide en que, desde hace siglos, es costumbre poner en las casas el belén o nacimiento, que «ayuda a vivir el misterio de la Navidad», y remarca que, para dar más sentido religioso o para significar su inauguración, puede hacerse un rito de bendición en casa, dirigido por uno de los padres ante todos los miembros de la familia, que «realce el comienzo de las solemnes fiestas navideñas». El rito de la bendición del belén familiar puede descargarse aquí.
Asimismo, según detalla, uno de los padres puede bendecir el árbol de Navidad: «Lejos de tener un sentido pagano, el árbol nos recuerda que Cristo, nacido por nosotros en Belén, es el verdadero Árbol de la vida, Árbol del que fue separado el hombre a causa del pecado de Adán. En el árbol vemos, lleno de luz, a Cristo, luz del mundo, que con su nacimiento nos conduce a Dios que habita en una luz inaccesible». El rito de la bendición del árbol de Navidad puede descargarse aquí.