Fotografía: Ignacio Arregui
En una emotiva vigilia celebrada en la Catedral, fieles se reunieron para conmemorar la Inmaculada Concepción de la Virgen María. La ceremonia, presidida por el obispo auzxiliar, monseñor Jesús Vidal, destacó la singular gracia otorgada a María para ser libre del pecado desde su concepción, invitó a los presentes a reflexionar sobre la esperanza y el papel fundamental que desempeña en la vida de cada ser humano. El encuentro, como ya es tradición, constó del rezo del Santo Rosario y la posterior Eucaristía.
La primera lectura del himno de la carta a los Efesios, explicaba en la homilía monseñor Vidal, recordaba la elección divina de María antes de la fundación del mundo para ser «santos e intachables por el amor». El prelado enfatizó que esta elección no es exclusiva de María, sino que se extiende a todos los cristianos, subrayando la esperanza de llegar a ser santos a pesar de las imperfecciones actuales.
Monseñor Vidal resaltó el lema de la vigilia: «Orando con María, nos abrimos a la esperanza». En la carta de convocatoria, el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, hacía hincapié en invocar a María como la «Madre de esperanza», quien trajo al mundo al «Cordero sin mancha que quita el pecado del mundo».
En medio de los desafíos contemporáneos, desde la pobreza material hasta las tragedias de la migración y las crecientes tensiones en la sociedad, Vidal hizo un llamado a encontrar la esperanza en la oración y la fe: «la Esperanza ha entrado en nuestra historia». También reconoció que el camino hacia la esperanza se refleja en el cartel de la vigilia, que presenta a María en oración, abrazando el embrión de su hijo con una flor que emerge, simbolizando la cruz en el centro.
El obispo instó a los asistentes a emular a María, decir «Hágase» y acoger a Jesucristo en nuestras vidas, con el compromiso de llevar esperanza a través de gestos sencillos de amor, comprensión y acogida. En un mundo marcado por la polarización y la violencia, destacó la importancia de vivir la esperanza de manera tangible, encarnando el mensaje de amor y paz que trae consigo la temporada navideña.
Además de en la catedral de la Almudena, también se han celebrado vigilias en otras iglesias de Madrid. Las más destacadas han sido la de la basílica de la Merced, presidida por el cardenal Antonio María Rouco y en el santuario de María Auxiliadora, presidida por el cardenal Carlos Osoro.