¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual? ¿Dónde quieres que te preparemos la Eucaristía?». Con estas dos preguntas ha empezado la homilía el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, en la celebración de la Eucaristía que ha presidido en la solemnidad del Corpus Christi.
El Evangelio leído este domingo, ha subrayado el cardenal, «nos dice que Jesús tenía todo preparado, sabía lo del hombre con un cántaro de agua o del piso donde iban a celebrar la cena y sobre todo conocía el amor con el que sus amigos iban a recibir aquella cena en la que Él se entrega con su cuerpo y su sangre. Reunidos en esta fiesta, me gustaría que todos le hiciéramos esa misma pregunta hoy a Jesús: ¿Dónde podemos preparar hoy la Eucaristía?». Es el mismo Jesús que remarca la primera cosa que tenemos que hacer: «Id a la ciudad». Tenemos que mirar en nuestras familias, a nuestro alrededor, «porque si no atravesamos la ciudad, quizás no podremos preparar bien la Eucaristía. Allí intentad reconocer a aquellos que lo necesitan más».
«El Señor prepara cada Eucaristía con los que se animan a ser cántaros para los demás. Ese cántaro que también nos evoca el bautismo y nos hace reconocer a tanta gente que tenemos a nuestro alrededor, a tanta gente que a lo largo de nuestra historia nos ha traído a la Eucaristía. Tendremos que reconocer aquellos que se regalan a otros y dan agua a otros», ha remarcado el cardenal José Cobo en la solemnidad del Corpus Christi. Tendremos además que reconocer a aquellos que «acogen a los demás, que hacen de su vida una sala grande para acoger en una ciudad que cada vez tiene espacios más pequeños. El Señor prepara la Eucaristía para su pueblo con los que se animan a abrir los corazones a los demás y tienen una sala grande donde todos, todos, todos – como dice el Papa Francisco – son invitados a compartir el Pan. Así quiere Jesús seguir preparando cada eucaristía».
Hoy Jesús nos pide «ser hombres y mujeres que preparan la mesa y que creen espacios de encuentro con gestos de acogida. Todos podemos preparar la Eucaristía y por más cruces que tengamos, siempre podemos encontrar aquellos que preparan senderos de esperanza. Incluso con ese sufrimiento que tenemos, podemos ser cántaros que den vida a otros». Durante la homilía, el arzobispo de Madrid ha puesto el foco también en la labor de la Iglesia con los más pobres: «El hombre del cántaro y que tiene una sala grande nos pide que miremos la Eucaristía desde la caridad. Permitidme que miremos el Corpus desde los más pobres y humildes de nuestras comunidades. Ellos nos enseñan cómo mirar a Dios, salen a las calles con flores y nos ayudan a entrar en el Misterio de una forma bella y festiva. Nos enseñan a ver el Corpus como una devoción agradecida».
«Queridos amigos, la Eucaristía está preparada, los hombres cántaros están aquí en nuestras vidas, los hombres que tienen un corazón grande y salas grandes han estado en estas vidas. Que la Eucaristía que hoy celebramos nos ensanche el corazón, nos vincule a los más pobres y nos ayude a descubrir quién sana en este mundo», ha terminado la homilía el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid.