El Papa Francisco ha pedido que este mes de abril se dedique a rezar para que «el esfuerzo y el sacrificio» de quienes se dedican a defender los derechos fundamentales den «fruto abundante». Así lo indica en la edición mensual de El Vídeo del Papa, que se ha dado a conocer este martes y recoge Vatican News.
Es importante, apunta Francisco, «oponerse activamente a la pobreza, la desigualdad, a la falta de trabajo, de tierra, de vivienda, de derechos sociales y laborales». Estos derechos «tienen que ser iguales para todos», porque son inherentes a toda persona humana por su propia dignidad, independientemente de nacionalidad, sexo, etnia, nacionalidad, o religión.
«Cada ser humano tiene derecho a desarrollarse integralmente, y ese derecho básico no puede ser negado por ningún país». Pero, en realidad, «muchas veces» no es así. «Hay gente de primera, de segunda, de tercera y de descarte», lamenta.
Las consecuencias de luchar por los derechos
El Santo Padre pone el mismo énfasis en quienes defienden estos derechos. Una labor para la que «hace falta coraje y determinación». De hecho, «en algunos lugares defender la dignidad de las personas puede significar ir a prisión, incluso sin juicio. O puede significar la calumnia».
El Vídeo del Papa que acompaña la intención de oración del Santo Padre a través de la Red Mundial de Oración del Papa cuenta también, en esta ocasión, con el apoyo de la Misión Permanente de Observación de la Santa Sede ante las Naciones Unidas. La Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de la ONU en 1948, fue el primer documento legal en establecer la protección universal de los derechos humanos fundamentales.
Sin embargo, la Iglesia jugó un papel fundamental en el nacimiento de este concepto, sobre todo a través de los teólogos de la Escuela de Salamanca, en el siglo XVI. También más recientemente, sobre todo desde el Papa Juan XXIII y su encíclica Pacem in terris, los derechos humanos han tenido una importancia central en la enseñanza y la práctica social.