Las calles de Madrid se llenan estos días de ensayos de costaleros, muy diferentes en este 2023 a los de hace un año, cuando la normativa municipal imponía test de antígenos y mascarillas. «Estamos a tope», cuenta Julio Rivera, hermano mayor de las Tres Caídas, «y a partir de san José, ya no hay vuelta atrás». Los costaleros del paso del Señor —por el momento no hay paso de palio para María Santísima de la Esperanza—llevan ya varios ensayos por las calles de Embajadores, su nuevo barrio.
Allí, a la parroquia Purísimo Corazón de María, se trasladaron en septiembre pasado cuando comenzaron las obras de rehabilitación en San Andrés, su sede canónica. Es un traslado provisional, pero quién sabe, porque la acogida por parte de los parroquianos y también de los vecinos ha sido «una grata sorpresa». «La gente nos ve por la calle y nos pregunta que dónde está la banda», ríe el hermano mayor al contar cómo de involucradas están las gentes cuando ven a los costaleros, que practican los sábados de 18:00 a 21:00 horas. La banda estará, sí. Además del Miércoles Santo, cuando la hermandad realiza su estación de penitencia, el día 25 de marzo en el ensayo general.
Tal ha sido el recibimiento que incluso en la parroquia se han acometido obras para ampliar un metro por arriba la puerta de acceso al templo, incluida la adaptación de una vidriera. Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas es alto y no pasaba; aun con todo, los costaleros (32 bajo las trabajaderas) tendrán que volver a hincarse en el suelo para sortear el marco. «Las rodillas no nos las quita nadie». Este año, además, con peso añadido porque la hermandad estrena figura: un Cirineo, obra del escultor imaginero José Antonio Lucena, con taller en Vélez-Málaga, que será bendecida el 11 de marzo.
El cambio de sede implica nuevo recorrido de la procesión. Rivera compara los 4,4 kilómetros de trayecto con las grandes etapas reina de La Vuelta y el Tour. «Subimos primero a Navacerrada, luego al Alpe d’Huez…». Cogen llano en la calle Toledo, y allí harán otra de las novedades de este año: una estación de penitencia en la colegiata de San Isidro (antes se hacía en Jesús El Pobre), prevista para las 22:20 horas, «porque es el patrón de Madrid, que esto es lo más importante para los que somos madrileños, y porque es Año Santo».
Hablamos con Rivera pocas horas después de conocerse que el Ayuntamiento de Madrid ha aprobado reconocer la Semana Santa madrileña como manifestación religiosa y cultural de especial significación e interés general. «Sinceramente, vamos tarde, como siempre», se lamenta el hermano mayor. «No valoramos lo nuestro, pero Madrid tiene su sitio», y apunta a ese sentimiento de hermandad que poco a poco se va generando en la diócesis. «Yo saco mi paso, pero al día siguiente sale otro y voy, porque yo no soy de esa hermandad, pero tengo que ser de ellos». A su vez, destaca el apoyo diocesano. «La Semana Santa es importante para la diócesis. Don Carlos [por el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro] intenta ir a todos los sitios, y esto es muy importante para las hermandades, que nuestro cardenal nos visite».
Costaleros por Malasaña
La novedad de los ensayos en el barrio propio también la están experimentando la cuadrilla de costaleros de La Borriquita. Una hermandad joven, pero con fuerza porque «las incorporaciones son notables, y además colaborando desde el minuto uno». Lo cuenta Carlos Malarría, su hermano mayor, y asegura que «cada año va mejor». Después de haber estado realizando los ensayos en Parla y Griñon, este año lo hacen por el barrio de Malasaña y Maravillas, donde está la parroquia San Ildefonso, sede canónica de la hermandad.
La Borriquita ensaya con el paso ya montado —«a excepción del Señor»— y no con parihuelas y pesos, de modo que genera «mucha expectación entre los vecinos; llama mucho la atención». Además, «es un gran aliciente para los costaleros», que pueden hacer más «vida de hermandad» porque, al concluir, «se quedan a tomar un piscolabis».
La estación de penitencia de La Borriquita de este 2023 será «muy dura». En octubre falleció de un infarto su teniente de hermano mayor, Jesús España, a la edad de 40 años. Había sido, junto a Malarría, uno de los fundadores de la hermandad. «Nos conocíamos desde que éramos dos micos». En honor a él sonará un réquiem a la salida de la catedral de Santa María la Real de la Almudena el día de la procesión, el Domingo de Ramos, y además el paso irá con lazos negros en señal de luto. Un paso que estrena faldones, diseño del nuevo responsable de la dirección artística de la hermandad, Manuel Vaquerizo.
Cuadrilla de costaleros nuevos en Los Estudiantes
Cambiará asimismo ligeramente el recorrido de la cofradía de La Borriquita, igual que lo hará el de la estación de penitencia de Los Estudiantes, que procesiona también el Domingo de Ramos desde la basílica del San Miguel. Este año se acortará un poco, evitando, entre otros, «el Tourmalet». Así se expresa Juan Aranda, el nuevo hermano mayor —acaba de coger el testigo de Juan Venegas—. Lo hace, al igual que Malarría, utilizando referentes del ciclismo para hablar de las calles más empinadas del Madrid de los Austrias. También se evitará el desgaste de los hermanos más mayores; la pandemia ha pasado factura y acusaron en la Semana Santa de 2022 lo prolongado del recorrido.
Asimismo, la cofradía regresará por la plaza de la Villa en lugar de hacerlo por el Mercado de San Miguel. «Es una alternativa más recogida, más barroca, más silenciosa… más cofrade». Todo ello, con la novedad de que este año cerca del 20 % de los costaleros, tanto del paso del Señor como del paso de palio de la Virgen, son nuevos y jóvenes. «Vienen con toda la ilusión del mundo» y están aprendiendo rápido. «El segundo ensayo del paso de palio fue una locura» de lo bien que lo hicieron, resume Aranda.
Faldón nuevo para el Cristo de los Alabarderos
Quienes también se preparan para su procesión son los anderos del Cristo de los Alabarderos. 44 hombres bajo un paso de 1.000 kilos que, al igual que los de las Tres Caídas, han de acceder a la iglesia catedral castrense, su sede, de rodillas. «Los ensayos —afirma Antonio Calahorro, mayordomo capataz de la congregación— se viven con espiritualidad». Cada uno, de hecho, lo ofrecen por una intención particular: por los niños enfermos, por los fallecidos por el coronavirus… El próximo, el del 13 de marzo, será por los afectados por la guerra de Ucrania.
«Nosotros lo que hacemos es una familia», estrechando lazos no solo con la oración, también con la confraternización. «A mitad del ensayo [en El Pardo, los lunes de 20:30 a 23:30 horas] paramos para tomarnos un sándwich y una cocacola», y esto, quieras que no…
Este 2023 también llega con novedades para los Alabarderos. El Santísimo Cristo de la Fe, su titular, estrenará faldón en su procesión del Viernes Santo. Una prenda que ha sido bordada por unas monjas de Líbano a las que conoció, en sus varios años de misión, uno de los pater del Arzobispado Castrense. Así, los beneficios van destinados a los cristianos de allí.
Las hermandades del Divino Cautivo, El Silencio, Gran Poder y Macarena, Los Gitanos, Medinaceli o Jesús El Pobre son algunas otras que también están ya ensayando sus salidas procesionales de esta Semana Santa de 2023.