En el marco de la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, el sábado 5 de octubre, a las 11:30 horas, la Plaza de Aluche (junto al Metro), acogerá la Vigilia en apoyo a las personas internadas en los CIE que lleva por lema “Rompamos el silencio”.
Las entidades que han firmado un manifiesto señalan que, como cada año por estas fechas, «alzamos la voz para Romper el Silencio que oculta y encubre la realidad de la detención e internamiento de personas migrantes en nuestro país». Una vez más, «nos inspira la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado y nos sumamos al mensaje de la Iglesia en solidaridad con quienes arriesgan sus vidas para ejercer su derecho a migrar». El papa Francisco señala claves interesantes para detener las muertes y el sufrimiento en las rutas migratorias:
“No es mediante leyes más restrictivas, no es con la militarización de las fronteras, no es con las expulsiones como vamos a obtener este resultado. Lo obtendremos ampliando las vías de acceso seguras y regulares para los migrantes, facilitando el refugio para quien escapa de las guerras, las violencias, la persecución y las tragedias; lo obtendremos favoreciendo una gobernanza global de las migraciones fundada en la justicia, la fraternidad y la solidaridad”.
También «nos inspira el testimonio de vida de las personas migrantes que atraviesan mares y desiertos para llegar a una tierra donde vivir en paz y seguridad». Alzan la voz «a hombros de gigantes, desde su testimonio y desde el compromiso de la sociedad civil, a través de tantas iniciativas para acompañar y denunciar la hostilidad hacia las personas migrantes.»
Los centros de detención (CIE) forman parte de esas respuestas hostiles, militarizadas y restrictivas a la movilidad humana que denuncian la sociedad civil y el mensaje de la iglesia. Justo lo contrario que señala el Papa Francisco. Más de 2000 personas son privadas de libertad cada año en estos no-lugares, a los que se suman miles de detenciones en comisarias, aeropuertos y otros espacios, un sufrimiento que permanece oculto y silenciado al resto de la sociedad.
¿Quiénes son estas personas?: personas migrantes en situación administrativa irregular, la mayor parte llevan años en nuestro país, trabajando, estudiando o impulsando una familia, en definitiva, echando raíces con la intención de construir futuro. Han sufrido una detención en su lugar de trabajo, en la calle o en otros contextos arbitrarios interrumpiendo su proyecto de vida.
Los CIE les privan de un derecho básico: su libertad. «Privados y privadas de libertad en estas instituciones, por el hecho de ser migrantes, encontramos a menores, personas con graves problemas de salud, con hijos o hijas menores a su cargo, solicitantes de asilo y otros perfiles vulnerables». Estas personas «se ven sometidas a un régimen de internamiento que no cumple las mínimas garantías: suficiente acceso a la justicia y defensa, comunicación con el exterior, obstáculos a las visitas, privacidad, espacios de ocio, todo ello en contextos, en ocasiones, cargados de tensión y violencia».
Por ello, solicitan el cierre de estos espacios de opacidad e indefensión». Asimismo, «exigimos alternativas al internamiento que no pasen por la privación de libertad y re-inviertan el inmenso gasto presupuestario, de estos centros carcelarios, en políticas de gestión de las migraciones que no vulneren derechos humanos».
Distintas espiritualidades, unidas a los hombres y mujeres de buena voluntad, queremos hacer vigilia, mantenernos despiertos/as y alerta para que el abrazo hospitalario a quien llama a nuestra puerta sea expresión del abrazo que el mismo Dios nos ofrece, más allá de la confesión religiosa que se profese.
Firmas:
Pueblos Unidos – SJM
CP San Carlos Borromeo
Parroquia San Hilario
Cáritas diocesana de Madrid
Sercade
Comunidad de Sant’Egidi
Mundo en Movimiento
Observatorio DDHH Samba Martine
Mesa por la Hospitalidad de la Archidiócesis de Madrid
Justicia y Paz