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En la celebración de la Natividad del Señor, el cardenal Cobo recuerda que la Palabra, que es Jesús, «tiene tres dimensiones fundamentales: la verdad, la justicia y el amor»


Durante la celebración de la Misa del Día de Navidad en la catedral de la Almudena, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha ofrecido un mensaje de esperanza, destacando que la Navidad no es solo una festividad pasajera, sino una invitación a acoger sencillamente una Palabra que viene del mismo Dios, y que da respuesta a nuestros anhelos más hondos. La celebración, que ha contado con la presencia de los obispos auxiliares Jesús Vidal, Vicente Martín y José Antonio Álvarez, ha congregado a numerosos fieles, quienes han recibido la invitación del arzobispo a vivir la Navidad desde la profundidad de su significado, enraizada en la esperanza y el amor que transforma. 

En su homilía, el cardenal ha subrayado que la Navidad llega también a los márgenes de la sociedad, a las personas que enfrentan tristeza, soledad o sufrimiento en estas fechas. «El nacimiento de Cristo no es una dicha, solo asequible a triunfadores, a gente que está en un momento dulce, o a quienes viven en la cara amable de la vida. La promesa de felicidad de Dios en Jesús, como anunciaba el salmo, llega a los confines de la tierra. Es una promesa que alcanza a los confines del mundo y a los belenes que llevamos dentro».

JESÚS es la Palabra de Amor de Dios al mundo. Viene a decirnos que Dios no abandona. Feliz Navidad, alegraos porque Cristo ha nacido”.

«Un mensaje definitivo y transformador que se encarna en la humanidad»

El cardenal ha subrayado que Jesús es “Palabra de Dios”, que nace con un mensaje definitivo y transformador que se encarna en la humanidad para reconciliar al mundo consigo mismo. «En un mundo lleno de palabras vacías, Jesús es la Palabra que ilumina nuestras tinieblas y nos ayuda a comprender quién es Dios, qué estamos llamados a ser y cómo ha de ser el mundo si permitimos que su luz brille». «En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente por los profetas, hemos escuchado en el comienzo de la carta a los Hebreos. Pero al final, su palabra última es Jesús. Cuando Dios quiso hablarnos de sí mismo, con claridad, con cercanía y de una manera definitiva, el Verbo, la Palabra, se hizo carne, se hizo hombre y plantó su tienda entre nosotros. La Palabra se hace carne y no cualquiera: la de un Niño que todos podemos entender y palpitar con ella».

Acoger la Palabra es escucharla, respetarla  sin manipular y dejar que actúe

Por eso, La Palabra , que se hace Verbo activo, nos hace “voceros” de su contenido: «No solo en aquella Navidad  hubo quien no acogió la Palabra. No solo entonces hubo quien prefirió la tiniebla a la luz. También hoy sigue ocurriendo. A veces de manera consciente, y a veces porque vivimos distraídos por tanto ruido, tanta palabrería vacía o tanto discurso que ofrece verdades de saldo, eslóganes ideológicos y recetas banales sobre lo que ha de ser la vida y la sociedad. Incluso cuando tantas veces se manipula la misma palabra de Dios para ponerla al servicio de ideologías o miradas torpes a la realidad. Acoger la Palabra es escucharla, respetarla  sin manipular y dejar que actúe».

Una Palabra de Verdad, Justicia y Amor

El cardenal destacó que la Palabra que es Jesús tiene tres dimensiones fundamentales: la verdad, la justicia y el amor. «Jesús nos revela la verdad sobre Dios, sobre la creación y sobre nuestra existencia; denuncia el mal que atropella vidas y anuncia un bien posible; y, sobre todo, es la Palabra de un amor incondicional que no abandona, que se entrega y cuida de la fragilidad humana».  Al citar al Papa Francisco, el arzobispo ha recordado que el amor de Dios, reflejado en la humildad del pesebre y la cruz, no es un romanticismo religioso, sino «lo más serio y decisivo» para la humanidad.  

Llamados a ser testigos de la Palabra

En su mensaje final, el cardenal Cobo ha instado a los fieles a ser portadores de esta Palabra en sus vidas cotidianas, defendiendo la verdad, clamando por la justicia y mostrando el amor de Dios con sus palabras y acciones. «La felicidad que trae el Niño Dios no es un júbilo superficial, sino una vida vivida con sentido, horizonte y destino«, ha concluido.

Por último, ha invitado a todos los fieles a participar el próximo 29 de diciembre, a las 12:00 horas, en la Misa de apertura del Jubileo 2025.

Last modified on Miércoles, 25 diciembre 2024 13:22

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