«Dichosos los que siguen los caminos del Señor. Hoy la Iglesia sigue proponiendo a la Sagrada Familia como un lugar especial, singular y privilegiado para acoger a Jesucristo Nuestro Señor». Así lo ha subrayado el arzobispo de Madrid en la Misa celebrada este domingo, 27 de diciembre, en la catedral de Santa María la Real de la Almudena con motivo de la Jornada de la Sagrada Familia.
Aunque el cardenal Carlos Osoro no ha podido bendecir una a una a las familias como en años anteriores por las limitaciones de la pandemia, ha recordado y agradecido que cada una es «una comunidad de personas que se reúnen porque se aman, que se encuentran porque se aman y no con cualquier amor», sino que «hacen experiencia viva del amor de Nuestro Señor Jesucristo».
Aludiendo al lema de la jornada, Los ancianos, tesoro de la Iglesia y la sociedad, ha incidido en que es un «amor que se vuelve fecundo y que se amplía», que «nos hace tener un corazón grande». «Anunciemos hoy el Evangelio de la familia. Es urgente hacer este anuncio», ha pedido, ahora que «el paradigma de nuestra sociedad ha cambiado».
«Hoy la familia necesita recuperar la fuerza evangelizadora»
El purpurado ha destacado que en la familia «aprendimos las primeras oraciones, las tareas más fundamentales que el ser humano si se dice cristiano tiene que realizar», «aprendimos las consecuencias de tener la vida de Jesús», a «perdonar y amar». También ha lamentado que «la familia era el lugar privilegiado para la catequesis y a veces eso se ha descuidado», y que en la escuela, que «antes era una prolongación de la transmisión de la fe», hoy a veces se «acortan» algunas dimensiones como la trascendente. «Hoy la familia necesita recuperar la fuerza evangelizadora», ha aseverado.
Así, ha invitado a que «pongamos a Dios en el centro de la familia» y, con el ejemplo del anciano Simeón y la profetisa Ana, ha puesto dos tareas. El anciano «justo y piadoso», según ha detallado, tomó en sus brazos al Señor y «es precioso las palabras que salen de su corazón»: «Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel». «Acojamos en nuestra casa a Jesucristo –ha reclamado–. Tomemos al Señor. Y cada uno de los miembros de la familia tomemos a Jesús como el anciano Simeón. Nos entrega luz para que la demos a los demás».
Después, ha continuado el cardenal Osoro, «no solamente lo tomamos, sino que lo damos a conocer»: la profestisa, que «no se apartaba del templo, sirviendo día y noche a Dios», «hablaba del Niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel, daba noticia, anunciaba a Dios». «Convirtamos a las familias cristianas en familias misioneras», ha añadido.
En este sentido, antes de concluir, el arzobispo ha remarcado que «Dios se manifiesta como alguien necesario en este momento de la historia que estamos viviendo», cuando aparecen «miedos, oscuridades, sufrimientos que dan hasta depresiones…», y ha animado a «ayudar a todos en la búsqueda de Alguien que dé sentido a nuestra existencia», de «Alguien que le dé luz, que le haga salir de sí mismo y buscar a los demás». «Después de 21 siglos, la familia no ha pasado de moda», ha concluido.
En la Eucaristía, organizada por los delegados de Laicos, Familia y Vida, María Bazal y José Barceló, y su equipo, han concelebrado los obispos auxiliares monseñor José Cobo, monseñor Santos Montoya y monseñor Jesús Vidal; el vicario general, Avelino Revilla, y otros presbíteros
Construye tu familia con la fuerza del amor de Dios. Que el cariño se manifieste como en la Sagrada Familia de Nazaret.
Infomadrid / R. Pinedo