Cáritas Española celebró el pasado viernes, 1 de julio, su 75 aniversario con una Misa en la catedral de la Almudena. El objetivo era agradecer a todos sus agentes, voluntarios, donantes y a la sociedad en general todos su apoyo y trabajo a favor de las personas más vulnerables.
El lema elegido, 75 años de amor por los demás, fue citado por el Papa Francisco en la misiva envida con ocasión de este aniversario. Un lema, decía el Pontífice, que «resume bien la historia vivida» por la entidad en un servicio «que continúa en el presente y que se abre al futuro con esperanza, sabiendo ver el rostro de Cristo crucificado en tantas personas que sufren, brindándoles amistad, ayuda y consuelo».
El camino de Cáritas, continuaba el Papa en su carta, «es el camino de los últimos», teniendo en cuenta que los pobres y excluidos son los «destinatarios privilegiados del Evangelio» y «ocupan un lugar preferencial en el corazón de Dios». Pero hay que «salir a su encuentro», animaba. Es también «un camino de misericordia», pues «este es el estilo de Dios», para el cual es necesaria una actitud de «continua conversión y de configuración con Cristo».
El modelo del buen samaritano
El arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, presidió la celebración, en la que estuvo acompañado por, entre otros, monseñor Atilano Rodríguez, obispo de Sigüenza-Guadalajara; monseñor Abilio Martínez, obispo de Osma-Soria; monseñor Vicente Martín, delegado episcopal de Cáritas Española, y monseñor Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid.
«No solo de pan vive el hombre –señaló el purpurado, tomando palabras del Evangelio–; el ser humano necesariamente tiene que vivir del amor del Dios». Esto es, dijo, lo que se celebraba con el 75 aniversario de Cáritas Española, «este amor de Dios con obras concretas» y la promoción de la «verdadera dignidad del ser humano».
En esta conmemoración, explicó el arzobispo, Dios «se acerca a nuestra vida y nos dice: “Sígueme”», como le dijo a Mateo. «¿Estamos dispuestos a hacer lo que hizo Mateo, que se levantó, dejó el tingladete que tenía, y se fue con Jesús?», preguntó el purpurado. En este tiempo histórico de «tantas necesidades» en los hombres, fundamentalmente de «reconocerse en el amor mismo de Dios», esta propuesta que hace Cáritas es fundamental: «No olvidarnos de nadie, no dejar en la cuneta a nadie».
Es como hizo el buen samaritano, que no pasó de largo ante «el que está tirado», sino que «se acerca y se complica la vida con él». En este sentido, «Cáritas Española está haciendo una obra extraordinaria», no solo por lo que hace en sí misma, sino por la labor de concienciación social. En un día como el que se celebraba, concluyó el cardenal Osoro, el Señor propone una tarea: sentarse, como hizo en casa de Mateo, con los publicanos y los pecadores, a los que «regala la proximidad –y el amor– de Dios».
Los años del hambre
Cáritas quiere aprovechar la celebración de su 75 aniversario para hacer un balance de lo que ha significado su labor en la historia reciente de España. El repaso sobre sus hitos más importantes da buena cuenta de cómo la institución ha sabido adaptarse a una realidad cada vez más cambiante para poder cumplir con su misión de acompañar a las personas que más sufren la desigualdad y la pobreza en los márgenes de la sociedad.
El surgimiento de Cáritas se produjo después de la Guerra Civil española y en pleno fragor de la II Guerra Mundial. La extensión e intensidad del sufrimiento causado por el conflicto bélico mundial llevó al Papa Pío XII a urgir a finales de 1941 a «poner la técnica al servicio de la Caridad». Ante ese llamamiento, la Conferencia de Metropolitanos –antecedente de la actual Conferencia Episcopal Española– decidió crear en 1942 dentro de la Acción Católica, el Secretariado Nacional de Caridad, precursora de lo que hoy se conoce por Cáritas Española.
Pese a que la II Guerra Mundial acabó en 1945, sus nefastos efectos se mantuvieron a lo largo de muchos años. La década de los 40 fue para una base amplia de la sociedad española años muy difíciles. De hecho, aquel tiempo de posguerra fue bautizado popularmente como los años del hambre. A las cartillas con las que se racionaba el acceso a los alimentos se sumó la sequía de 1945 y el aislamiento internacional que vivió España durante los primeros años de la dictadura.
Primeros estatutos en 1947: nacimiento oficial
En medio de este ambiente de grandes dificultades, la Asamblea Nacional de Caridad –compuesta por los secretariados diocesanos de la caridad– celebró entre el 27 y el 30 noviembre de 1947 una reunión que fue considerada fundacional, ya que de allí salieron los estatutos que permitieron poner en marcha Cáritas Española tal como hoy se conoce.
El primer secretario general de Cáritas fue Jesús García Valcárcel. Este abogado del Estado era miembro de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y fundador del CEU y del Colegio Mayor San Pablo. «El trabajo llevado a cabo por García Valcárcel permitió que Cáritas pudiera convertirse en la organización oficial de la Caridad fraterna de la Iglesia», explica el profesor José Sánchez Jiménez en su publicación Cáritas, 50 años de Acción Social.
Ese mismo año, y ante la llegada a nuestro país de un gran número de víctimas de la guerra, Cáritas creó una sección para ocuparse de la caridad en el plano internacional. Una de sus primeras iniciativas fue el envío en 1948 de tejidos, lanas y mantas por un valor superior a los 2,5 millones de pesetas a la Iglesia católica austríaca para atender a las víctimas de la guerra. Además de la ayuda fuera de nuestras fronteras, Cáritas recibió también a más de 8.000 niños centroeuropeos que fueron acogidos por miles de familias españolas en sus casas.
En estos tres cuartos de siglo de trabajo, el área de cooperación internacional ha prestado ayuda humanitaria en las peores catástrofes registradas en los puntos más remotos del planeta: el genocidio de Ruanda (1994), el tsunami de Indonesia (2004), el terremoto de Haití (2010) o la crisis alimentaria en el Cuerno de África (2011). En la actualidad, Cáritas Española sostiene más de 60 proyectos en 40 países de África, América del Sur y Central; Asia; Europa del Este y Medio Oriente. La mayoría se centran en garantizar el derecho a la alimentación, el cuidado de la creación o la atención a emergencias, como la que está ocurriendo en Ucrania.
Un giro hacia la acción social
En los últimos años de la década de los 50 y a lo largo de los 60, la apertura española al exterior y el proceso de desarrollo económico supusieron la conversión del país en una región económica y social moderna. Pese a esos avances, la renta per cápita en España llegaba apenas a los 3.000 dólares, la mitad que la de otros países europeos como Alemania o Reino Unido.
En ese nuevo escenario, Cáritas decidió dar un paso definitivo de una acción benéfica a una acción social. Para ello, creó una sección social, que comprendía los servicios sociales y asistenciales dentro de la Iglesia. En un espacio muy corto de tiempo, se inauguraron en 1958 las primeras Escuelas de Asistentes Sociales de Cáritas en San Sebastián, Valencia, Sevilla, Zaragoza o Madrid. Siete años después, en 1964, el Consejo de Ministros reconoció la profesión de asistente social.
En enero de 1959 se constituyó además la sección de ancianos como un nuevo proyecto y se celebró por primera vez el Día Nacional de la Caridad, una tradición que se ha mantenido hasta nuestros días.
Nacimiento de FOESSA
Con el Plan CCB (Comunicación Cristiana de Bienes), que se terminó de elaborar en 1964, Cáritas se planteó por primera vez el estudio objetivo de la problemática social de España. El programa en marcha concretó una de las decisiones más importantes de Cáritas: la de convertirse en un organismo eficiente de acción social.
A través del Plan CCB –precedente de los informes FOESSA– se consiguió la primera experiencia de medición de la estructura económica y social, además de sugerir tanto al Estado como a la sociedad en general las posibles vías de solución a los problemas.
Con ese afán de conocer mejor la realidad social, Cáritas creó en 1965 la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios y Sociología Aplicada). Dos años después, el primer informe de esta nueva institución denunció la existencia en España de siete millones de pobres, el 20 % de la población nacional.
«A lo largo de todos estos años, los Informes FOESSA (1967, 1970, 1975, 1980-83, 1994, 2008, 2014 y 2019) no solo han marcado hitos en el conocimiento de la situación social de España, sino que nos han permitido afinar las respuestas y acompañar de manera eficaz a los destinatarios de nuestra acción», explica Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas Española y secretaria técnica de la Fundación FOESSA.
Comisiones de lucha contra el paro
El tardofranquismo y la etapa de la transición democrática estuvieron marcadas por una profunda crisis económica global, conocida como crisis del petróleo. Este nuevo escenario supuso el final del pleno empleo como modelo viable, generando el fenómeno del desempleo estructural.
España estrenó la década de los 80 con una tasa de paro muy preocupante que llegó a escalar hasta el 23 % en 1989. Los más afectados eran los más jóvenes y los mayores de 45 años. Ante esta realidad, Cáritas decidió definir el paro como su programa preferente. Las conocidas como Comisiones de Lucha contra el Paro se convirtieron en las distintas diócesis en un instrumento de ayuda y de denuncia de esta situación. A partir de estas comisiones surgirán numerosas cooperativas laborales como vía de lucha contra la falta de empleo.
En 1984, Cáritas desarrolló el estudio Pobreza y Marginación. El informe contabilizó ocho millones de pobres y no estuvo exento de polémica. Pese al revuelo que produjeron los datos, ayudó a las administraciones públicas a ver la necesidad de poner en marcha políticas específicas frente a la exclusión social y a la creación del Ministerio de Asuntos Sociales.
Casas de acogida para enfermos de sida
Por aquellos años, comenzó también a crecer entre la población una mayor concienciación de que la pobreza económica o la carencia material no es la única causa de exclusión. Lo que deja fuera a las personas de la sociedad son un conjunto de situaciones que confluyen y que tienen que ver con la imposibilidad de acceso a determinados derechos humanos y a los vínculos sociales que construyen sociedad y comunidad.
Como símbolo de esta situación, Cáritas y otras entidades de Iglesia abrieron durante los primeros años de la década de los 90 las primeras casas de acogida para enfermos de VIH como acciones significativas en respuesta a las nuevas realidades que emergían en estos contextos de exclusión social.
Cáritas cerró esta década con un reconocimiento importante. En septiembre de 1999 fue galardonada con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia por su «lucha tenaz contra la injusticia y la pobreza» y su contribución a elevar «la conciencia moral de la sociedad». El acta del fallo del jurado destaca además la «ejemplar labor» de Cáritas «en la promoción de la solidaridad, en una dimensión a un tiempo local y universal».
Nuevo Modelo de Acción Social
La caída del banco estadounidense Lehman Brothers provocó en 2008 una crisis financiera que se extendió a todo el mundo. Los gobiernos tuvieron que realizar rescates financieros que implicaron fuertes recortes sociales. En España, la tasa de paro creció hasta más del 27 %, alcanzando una cifra superior a 6,2 millones de parados. Si bien la crisis se dio por terminada en 2014, sus efectos subsistieron hasta 2016.
El VIII informe FOESSA presentado en junio de 2019 reveló las graves consecuencias que había dejado esta larga recesión: 8,5 millones de personas en exclusión social, 1,2 de millones más que en 2007 (antes de la crisis). Los datos permitieron concluir además que la exclusión social comenzaba a enquistarse en una sociedad cada vez más desvinculada.
Durante este periodo, Cáritas Española reaccionó reforzando sus programas de ayuda a las personas y familias que sufrían nuevas formas de pobreza. Para ello, decidió abrir una campaña de captación de fondos que denominó Cáritas ante la crisis. Desde su apertura en 2008, se convirtió en el canal de aportaciones que más donaciones ha recibido en la historia de Cáritas Española. Hasta el año 2020, su importe acumulado ascendía a más de 103 millones de euros. Y sigue estando a la cabeza de los destinos con mayores aportaciones ocho años después de declararse el fin de la crisis.
Otro de los hitos de este periodo fue el surgimiento del Modelo de Acción Social (MAS), fruto de un intenso proceso de reflexión. Este nuevo marco impulsó a Cáritas a trabajar a partir del 2009 desde las capacidades y las potencialidades de las personas en situación de vulnerabilidad para mejorar su autonomía.
Mayor promotora de empresas de inserción
Esta apuesta clara por buscar nuevas vías de promoción de las personas vulnerables, motivó en 2018 la creación de Moda-Re. En pocos años, este proyecto textil confederal se ha convertido en el mayor operador en la recogida y reciclaje de ropa usada en España y uno de los principales de todo el sur de Europa.
Durante esta década, se consolidó además la apuesta de Cáritas por la economía solidaria. Este trabajo a favor de una economía al servicio de las personas ha permitido a Cáritas convertirse en la mayor promotora de empresas de inserción de España con 2.225 puestos de trabajo y 252 líneas de negocio en el año 2021. El 21 % de las personas que participaron el año pasado en algún programa de empleo, consiguieron volver al mercado laboral pese a atravesar multitud de situaciones que merman su empleabilidad. Muchas veces se trata de personas mayores de 45 años, con escasa formación y experiencia laboral y graves carencias socioeconómicas.
Ha multiplicado por siete los fondos invertidos
A comienzos de 2020, la OMS declaró una pandemia provocada por un nuevo coronavirus denominado SARS CoV-2. Durante el primer año, este virus se cobró la vida de más de tres millones de personas. En marzo de 2020, España se vio obligada a declarar el estado de alarma para poder confinar a toda la población, lo que originó el cierre temporal de la actividad con la consecuente pérdida de miles y miles de puestos de trabajo y el aumento de la pobreza.
Cáritas Española abrió entonces la campaña Cada gesto cuenta, a través del cual se volvió a batir récord de donaciones con un volumen total de más de 64 millones de euros. Gracias a la solidaridad de la sociedad, logró acompañar en 2020 –uno de los peores años de la crisis sanitaria– a 2,85 millones de personas, 400.000 personas más que el año anterior.
Preocupada por el mar de fondo generado por el tsunami de la pandemia, la Fundación FOESSA presentó a inicios de este 2022 la primera radiografía completa sobre el impacto social de la crisis de la COVID-19 en toda España. El informe revela que once millones de personas se encuentran en exclusión social, un 29 % más que en 2018. Además, la precariedad laboral se ha duplicado y el riesgo de pobreza amenaza a uno de cada tres jóvenes.
En las últimas décadas, Cáritas ha logrado acompasar los fondos invertidos a la creciente demanda de ayuda. Desde 1990, los recursos dedicados a los distintos programas se han multiplicado por siete. Han pasado de los 49 millones de euros a 386 millones en 2020. El 70 % de esas aportaciones son privadas.
Gran labor en el campo de la incidencia política
Su constante trabajo en red, le ha llevado en los últimos años a ser promotora de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo, la Plataforma del Voluntariado, la Plataforma de Organizaciones de Acción Social (POAS) y la Plataforma del Tercer Sector (PTS). Su papel proactivo también ha tenido un importante impacto en la interlocución política con todos los grupos del arco parlamentario.
A través de sucesivos documentos de propuestas presentados ante la convocatoria de elecciones generales, Cáritas ha logrado que muchas de sus sugerencias sean incorporadas a las distintas iniciativas legislativas que se debaten en el Congreso. Entre ellas, destacan la garantía de ingresos para los hogares en situación de pobreza, fortalecer la política de cooperación internacional o la protección de los menores extranjeros no acompañados y su tránsito a la vida adulta.
Como servicio organizado de la caridad en el seno de la Iglesia, estos tres cuartos de siglo recorridos por la senda de construcción de la justicia han ido parejos a lo que se podría definir como una edad de oro de la doctrina social de la Iglesia, sostenida por la sucesión de grandes encíclicas sociales iniciada por san Juan XXIII con Pacem in terris, y que fue enriqueciéndose en las décadas siguientes con el magisterio de Pablo VI, san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. A ello se han ido sumando también las indicaciones de los obispos españoles. Documentos como Iglesia y los pobres, La caridad en la vida de la Iglesia y La Iglesia servidora de los pobres han dado un gran respaldo a la tarea de Cáritas.
Emergencia humanitaria en Ucrania
Con las heridas de la crisis sanitaria mundial aún abiertas, Rusia comenzó el 24 de febrero de 2022 una invasión sobre Ucrania. En pocas semanas, la operación militar provocó la mayor emergencia humanitaria del continente en décadas, además de aumentar exponencialmente el riesgo de crisis alimentaria en algunas regiones de África por el incremento del precio de materias primas básicas como los cereales.
El mismo día del inicio de la invasión, Cáritas puso en marcha una campaña de captación de fondos para atender las necesidades más básicas de las personas afectadas por el conflicto en origen, tránsito y destino. En poco más de tres meses, más de 4,1 millones de euros han sido movilizados a Ucrania y algunos países limítrofes como Polonia, Moldavia, Rumanía y República Checa para responder a la emergencia. Las distintas Cáritas diocesanas además han puesto a disposición sus recursos para acoger en España a las familias que huyen de la guerra.
Toda esta ayuda ha sido posible gracias a la enorme solidaridad de la sociedad española. En los primeros meses del conflicto la ola de donativos ha alcanzado niveles similares a catástrofes como la del tsunami de Indonesia o la del terremoto de Haití.
Retos de futuro
En un escenario de creciente inestabilidad, Cáritas celebra su 75 aniversario con la vista puesta en el futuro. Los retos a los que se enfrenta la organización no son pocos: seguir siendo un espacio de esperanza y oportunidad para muchas personas en un contexto en el que los problemas sociales no menguan y la comunidad cristiana es cada vez menos numerosa. Para ello, Cáritas se plantea ser una organización cada vez más cohesionada, flexible y pionera en la intervención social. En esta línea, se enmarca su apuesta por implementar en sus modelos de intervención los más exhaustivos estándares de calidad (ISO 9001).
«En estos 75 años de vida Cáritas se ha ido reinventando. En cada momento de la historia reciente de España ha salido una nueva Cáritas para poder seguir cumpliendo con nuestra misión de acompañar a las personas que más sufren la desigualdad y la pobreza en los márgenes de la sociedad. Así fue en los comienzos durante la grave precariedad material que se vivió en la postguerra y así seguirá siendo en el futuro gracias a tantas personas extraordinarias que siguen pasando y colaborando con nuestra institución y entregando lo mejor de sí mismas a los demás», asegura el presidente de Cáritas Española, Manuel Bretón.