Francisco, obispo siervo de los siervos de Dios
Al venerable hermano José Cobo Cano, hasta ahora obispo titular de Baeza y auxiliar de la archidiócesis de Madrid, nombrado arzobispo metropolitano de la misma archidiócesis, salud y bendición.
La Iglesia, familia entre las familias y también casa que tiene las puertas abiertas, es guía y madre que sirve saliendo de casa, desde sus templos y lugares sagrados, para acompañar la vida de los hombres, sostener su esperanza y sembrar la reconciliación como signo de unidad (Cfr Fratelli tutti, 276).
Consecuentemente, impulsados por tan gran energía apostólica, dirigimos nuestra mente con dilección paterna a las necesidades espirituales de la grey Matritense, que, después de la renuncia de su último prelado, el venerable hermano nuestro Carlos de la Sacra Romana Iglesia cardenal Osoro Sierra, espera a su Pastor.
Por tanto, hemos pensado en ti, venerable hermano, quien, al ejercer tu oficio pastoral de auxiliar en la misma archidiócesis, apareces adornado de dotes a la vez espirituales y humanas, que te hacen apto para desempeñar este nuevo ministerio.
Así pues, con el consejo del Dicasterio para los Obispos, con la plenitud de Nuestra autoridad Apostólica, disuelto el vínculo anterior de la Iglesia titular y del ministerio de auxiliar, te constituimos arzobispo matritense, con todos los debidos derechos, y con las correspondientes obligaciones, adjuntos a este oficio.
Queremos que muestres el contenido de este Decreto Nuestro al clero y al pueblo de esta comunidad eclesial, a quienes exhortamos para que te reciban como padre, maestro y custodio de sus almas.
Al encomendarte, venerable hermano, todos estos oficios, rogamos a Dios que acompañe, por intercesión de la bienaventurada Virgen María de la Almudena, tus intenciones y las súplicas de este querido pueblo, con su inefable caridad, para escrutar los signos de los tiempos e interpretarlos con la luz del Evangelio, firmemente adheridos a la misericordia del Señor.
Dado en Roma, en el Laterano, el día doce del mes de junio del año del Señor dos mil veintitrés, undécimo de nuestro pontificado.
Francisco
William Millea, Protonotario Apostólico
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