Benedicto XVI fue «un testigo fiel de la bondad y la misericordia» del Señor. Así lo ha asegurado el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, en la Misa funeral por el Papa emérito celebrada este sábado, 7 de enero, en una catedral de Santa María la Real de la Almudena llena de fieles.
En su homilía, el purpurado ha destacado que «los confines de la Tierra han contemplado la salvación de Nuestro Señor» y, aludiendo al salmo, ha incidido que «el Señor es mi Pastor, nada me falta» y en que, aunque surjan «caminos oscuros», en ellos «está nuestro Señor para darnos su luz» como vivió el Pontífice.
Con «su vida y su ministerio» como Sucesor de Pedro y «antes en sus escritos como teólogo», según ha detallado el cardenal Osoro, Benedicto XVI «nos ha dado conocer esta seguridad que nos ofrece Dios: aquí está, nos ha salvado». «El Señor no nos deja solos», ha aseverado.
Además, deteniéndose en la lectura de la carta del apóstol san Pablo a los filipenses, ha recordado que «nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos a un Salvador: el Señor Jesucristo». Este, ha proseguido, «transforma ciertamente el cuerpo humilde nuestro según su cuerpo glorioso», al tiempo que «nos regala y nos hace vivir una misión, una entrega sostenida».
En este sentido, el arzobispo de Madrid ha valorado que el Evangelio proclamado termina con el «sígueme» del Señor y ha remarcado que el Papa emérito lo siguió de tal forma que, en su corazón, latían «los sentimientos de Cristo Jesús». Su vida, ha añadido, fue muestra de «una entrega agradecida», de «una entrega orante», y como teólogo, obispo y Sucesor de Pedro siempre quiso «comunicar la hermosura y la alegría del Evangelio». Su obra sobre Jesús, por ejemplo, «no son unas palabras más, no es una mera investigación», sino que «es algo vivido y experimentado».
Agradecimiento del nuncio
«Queridos hermanos, en esta oración y en esta Eucaristía que ofrecemos por el Papa Benedicto XVI, le pedimos al Señor que le dé el descanso eterno», ha concluido el purpurado en una Misa en la que, entre otros, han concelebrado el arzobispo emérito de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela; el nuncio de Su Santidad en España, monseñor Bernardito Auza, y los obispos auxiliares de Madrid monseñor José Cobo y monseñor Jesús Vidal.
Entre las autoridades han estado presentes el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida; el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio; el consejero diplomático de la Casa del Rey, Alfonso Sanz Portolés, y el embajador de Andorra en España, Vincenç Mateu, en representación del Gobierno del principado, además de numerosos embajadores.
En nombre del Papa Francisco, el nuncio ha agradecido la presencia de laicos, presbíteros, religiosos y autoridades y ha recordado la «profunda estima» de Benedicto XVI a España, con su «alma católica». «Gracias por acoger el legado perenne de este Pontífice que tanto ayuda, no solo a la Iglesia, sino a todos los hombres de buena voluntad, a seguir los caminos de verdad, bien y paz que tanto necesitamos».
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Infomadrid / R. Pinedo / Fotos: Luis Millán