La catedral de Santa María la Real de la Almudena ha acogido este domingo, 28 de marzo, la Misa del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, que, por la pandemia, se ha desarrollado con aforo limitado. Además, la bendición de ramos se ha producido en el interior del templo, en lugar de en el exterior como se hace tradicionalmente y, por ello, no ha habido procesión.
El arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, ha explicado que «hemos empezado diciendo al Señor» como aquellos que le rodean al entrar en Jerusalén: «Bendito el que viene en nombre del Señor, bendito el Reino que llega». Jesús, ha proseguido, «ha despertado la esperanza en el corazón de las gentes, de los pobres, de los humildes, de los que quieren tener vida», y entra en la ciudad en «un borrico que nadie ha montado todavía», lo que «representa la mansedumbre y la paz, frente al caballo que era entonces símbolo de la violencia y de la guerra».
El purpurado ha animado a contemplar esta entrada, que no fue «triunfal» y no aparecería «reseñada en libros de historia» ni «en la portada de nuestros medios de comunicación», para ser conscientes de que «Él no se impone a nadie, solo viene a ofrecernos paz y a abrirnos un camino de amor y de comunión para todos». «Os invito a que profundicéis en este camino» especialmente en este tiempo de pandemia, ha abundado. «El paradigma del bienestar ha de cambiar. La vulnerabilidad que hemos sentido y seguimos sintiendo nos hace sentir la necesidad de cuidarnos los unos a los otros. Es el paradigma del cuidado».
«Jesús se despojó, se humilló, se hizo uno como nosotros»
En esta línea, al hilo de la lectura de la Pasión, el cardenal Osoro ha recordado cómo «Jesús reúne a los discípulos, celebra la Eucaristía y les dice: “Tomad, este es mi cuerpo”», y también les pide «serviros los unos a los otros». Además, ha continuado, «nos invita a vivir no con la fuerza de uno mismo», sino «con la fuerza que viene de Dios, con su gracia, con su amor» y alienta a estar en «diálogo» con Dios, a que «el Señor toque vuestro corazón».
El arzobispo ha remarcado que Jesús «se despojó, se humilló, se hizo uno como nosotros»; «vive la traición de Judas, por unas cuantas monedas, y la violencia de Pedro, que saca la espada», y ve así cómo «todas las fuerzas humanas» se ponen en su contra porque «trae algo nuevo, algo diferente», hasta que se produce su crucifixión y muerte. «Ojalá nosotros podamos abrazar esa novedad que trae a nuestra vida», ha aseverado antes de invitar a vivir esta Semana Santa «distinta» con una hondura especial y a acercarse a los templos donde las hermandades y cofradías exponen sus imágenes.
La celebración del Domingo de Ramos ha sido concelebrada por los obispos auxiliares monseñor José Cobo, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, SJ, monseñor Santos Montoya y monseñor Jesús Vidal; vicarios; el Cabildo Catedral, y numerosos presbíteros. En ella han participado, entre otros, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida; la vicealcaldesa, Begoña Villacís; el presidente de la Asamblea de Madrid, Juan Trinidad; el presidente de Cáritas Diocesana de Madrid, Luis Hernández Vozmediano, y el secretario general de la entidad, Javier Hernando.
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