«Sigamos los pasos de nuestra Madre María: prestemos la vida para dar dignidad al otro; salgamos al encuentro de los hombres en los caminos reales en que transitan, y vivamos como hijos y hermanos». Esta es la petición que ha hecho el arzobispo de Madrid este lunes, 9 de noviembre, en la fiesta de Santa María la Real de la Almudena, patrona de Madrid.
En la Eucaristía solemne, celebrada en la catedral en lugar de la plaza Mayor por las restricciones del coronavirus, el arzobispo de Madrid ha subrayado que «en esta situación de pandemia el Señor nos pide que curemos el mundo» y ha incidido en que la Virgen es «el modelo de lo que la Iglesia ha de ser» [lea aquí la homilía completa].
Después de lamentar que en estos momentos «nos encontramos con heridas profundas, con nuestras vulnerabilidades, con muchas muertes y la enfermedad, con incertidumbres a causa de los problemas socioeconómicos, que golpean especialmente a los más pobres», ha detallado que es necesario decir «sí» a Dios como hizo María para «afrontar con espíritu nuevo creativo y renovador los problemas que nos asolan».
La pandemia «ha sacado a flote otras patologías sociales más amplias como la visión distorsionada de la persona, que muy a menudo ignora su dignidad y su relacionalidad, o la mirada que tenemos hacia los otros como objetos para usar y descartar». Frente a «una cultura del descarte individualista y agresiva, que transforma al ser humano en un bien de consumo», ha proseguido, «Dios mira al hombre de otra manera: nos ha creado como personas amadas y capaces de amar, nos creó a su imagen y semejanza, nos creó para la armonía y la comunión, nos da capacidad de procrear y custodiar la vida».
Así, el cardenal Osoro ha advertido de que, aunque «es cierto que el coronavirus no hace acepción de personas», «ha encontrado en su camino devastador grandes desigualdades y discriminación y las ha incrementado». «La respuesta a la pandemia es doble: hay que encontrar la cura, pero también hay que combatir la injusticia social y la marginación», ha añadido, reivindicando «la opción preferencial por los pobres».
«¿Dónde está tu hermano?»
En un contexto como el actual, en el que se ha descubierto que «a pesar de lo hiperconectados que estamos, estamos fragmentados y nos es difícil resolver los problemas que afectan a todos», la Iglesia ha de ser «misionera» y llevar a Cristo a los demás. «Frente a las culturas vacías, inmediatistas y sin un proyecto común, cuando nos entrega a Jesucristo, María nos está entregando un proyecto de vida, nos está diciendo que la pregunta que debiéramos hacernos al comenzar cada día es: ¿dónde está tu hermano? Y tus hermanos son todos. A una sociedad se la conoce, entre otras cosas, por cómo acoge, respeta y cuida a los niños y a los ancianos».
En este sentido, el purpurado ha terminado invitando a evitar «actitudes cerradas e intolerantes: todos somos hijos de Dios y, por ello, hermanos» y ha recordado que, «cuando se deja entrar a Dios en la vida de los pueblos, nace la esperanza porque nace la necesidad de darnos la mano unos a otros». «Esto se impide, sea por los motivos que sea, perdemos las raíces, no somos de nadie y entre nosotros nos unimos por gustos, pero no porque somos hermanos», ha abundado.
«Que nos ayudéis a luchar contra la plaga de nuestro tiempo»
Unos minutos antes, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha renovado el tradicional Voto de la Villa [léalo íntegro aquí]. Después de mostrar su dolor porque «miles de vecinos nuestros han fallecido víctimas de la peor pandemia desde hace un siglo» y «muchos miles más afrontan la pérdida de sus empleos y de los recursos necesarios para vivir dignamente», ha clavado la mirada en la Virgen y ha asegurado que «volvemos nuestros ojos y nuestros ruegos a vos, nuestra patrona y protectora, fiando en vuestra misericordia, como hicieron nuestros antepasados, para imploraros que nos ayudéis a luchar contra la plaga de nuestro tiempo y que protejáis especialmente a los más débiles y a los más desfavorecidos».
Además del alcalde, entre las autoridades presentes han estado la vicealcaldesa, Begoña Villacís; el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado; el presidente de la Asamblea de Madrid, Juan Trinidad; el delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, y concejales y diputados, así como autoridades militares, judiciales y académicas. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha excusado finalmente su asistencia por precaución por un positivo por coronavirus en su entorno.
La Misa ha estado concelebrada por los cardenales Antonio María Rouco Varela y Carlos Amigo; el nuncio de Su Santidad en España, monseñor Bernardito Auza; el arzobispo castrense, monseñor Juan del Río; el obispo de Alcalá de Henares, monseñor Juan Antonio Reig Pla; el obispo de Getafe, monseñor Ginés García Beltrán; los obispos auxiliares de Madrid, monseñor José Cobo, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, SJ, monseñor Santos Montoya y monseñor Jesús Vidal; el obispo auxiliar de Getafe, monseñor José Rico Pavés; los vicarios; el Cabildo y numerosos presbíteros.
La imagen permanece en el atrio
Al término de la Eucaristía, la imagen de la Virgen de la Almudena ha sido llevada en procesión a las puertas de la catedral, en la explanada frente al Palacio Real. Lo ha hecho precedida por autoridades, fieles y sacerdotes concelebrantes, y ya a las puertas la esperaban centenares de madrileños.
Tras la interpretación de un toque de trompeta a cargo de los Heraldos del Evangelio, el cardenal Osoro ha dedicado unas palabras a la Virgen, a quien «en Madrid te hemos recibido siempre, te hemos incorporado a nuestra vida». Reconociendo que el contexto de este año es muy distinto por la pandemia, «nos ponemos ante ti, Madre», en una cercanía «que provoca que nos situemos ante el prójimo cuidando y cuidándonos».
La fe, que no es secundaria sino necesaria, ha añadido el arzobispo de Madrid, da capacidad «para construir fraternidad» y para «abrirnos en definitiva a ese amor de Dios que tú tienes en tus brazos». «Te decimos que pidas a tu Hijo que como en las bodas de Caná llegue a Madrid la salud y la esperanza», ha concluido.
Aforo controlado y más Misas
La imagen lleva este año un manto del siglo XVII brocado de oro en seda verde bordado con flores de colores. Fue una donación del esclavo señor Arce. Lleva también una corona nueva realizada en Perú y donada por una persona en acción de gracias; así como el bastón del alcalde de Madrid y medallas de oro y brillantes de Madrid.
Si bien la catedral tiene un aforo de unas 960 personas, que se ven reducidas a 480 con las limitaciones de aforo por la pandemia, para garantizar la distancia de seguridad ha habido 350 personas. A fin de facilitar el culto, también hay Eucaristías con aforo limitado en la catedral a las 17:00, 18:00, 19:00 y 20:00 horas, mientras que en la cripta de la Almudena (Mayor, 90) serán a las 13:30, 17:30, 18:30 y 19:30 horas.
Infomadrid / R. Pinedo / Fotos: Ignacio Arregui