«María prestó la vida para dar rostro a Dios y para decirnos cómo nos podíamos cuidar los unos a los otros»; «a los hijos de María, que somos nosotros, el Señor nos pide que prestemos la vida para dar rostro a Dios». Así lo ha subrayado el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, en la celebración de la Natividad de María este miércoles, 8 de septiembre, en la catedral de Santa María la Real de la Almudena.
En esta jornada, como ocurre desde 1640, tiene lugar la fiesta de la Real Esclavitud y Santo Rosario de Santa María la Real de la Almudena, patrona de Madrid. Y este año el templo ha lucido especialmente bello porque, por primera vez desde que comenzó la COVID-19, han asistido unos 130 hermanos mayores representando a las congregaciones, hermandades y cofradías establecidas en la archidiócesis.
El purpurado ha animado a todos los presentes a cuidar la fe «para ver salidas, para descubrir horizontes», y ha incidido en que «la pandemia, a la fuerza, nos ha hecho descubrir que hay que levantar los ojos al cielo». Al sentir «el peso la angustia, de la oscuridad, de la noche», «en todas esas circunstancias» –ha aseverado–, Jesús lo hizo y «María, su Madre», también «cuando Dios le pide “préstame la vida entera”» y «no rehusó», sino que «dijo: “Hágase en mí según tu Palabra”».
«¿Cuánta gente, queridos hermanos, está volviendo el rostro a Dios en este tiempo? […] Cuidemos la fe. Dios no sobra, Dios no es un extraño; el ser humano lo anhela en lo más profundo de su corazón», ha insistido el arzobispo, antes de alentar también a cuidar la oración, «incluso en los momentos difíciles» como decía su abuela.
Asimismo, ha detallado que «estamos llamados a cuidar la unidad» y acabar con las divisiones que existen también dentro de la Iglesia, y ha afirmado que «Jesús pidió siempre que nos consagrásemos a la verdad, para ir al mundo, para custodiar su misión». «No es ser guardianes de ideas, doctrinas o dogmas, sino permanecer unidos a Cristo y estar consagrados a anunciar el Evangelio. […] Cuidar la verdad significa ser profetas, en todas las situaciones de la vida. […] A veces hay que ir contra corriente, pero hay que ser testigos».
En esta línea, el cardenal Osoro ha concluido señalando que, «cuando Nuestro Señor eligió a María», «no eligió a una mujer tibia» –«¿Quién puede decir “Proclama mi alma la grandeza de Dios”?»–, y ha remarcado la necesidad de que «en momentos en los que puede haber oscuridad, proclamemos la grandeza de Dios».
Medallas de honor para Ayuso y monseñor Montoya
En la celebración también ha habido un recuerdo especial a los fallecidos de la Real Esclavitud durante el último año –como Alfonso Ramonet– y se ha impuesto la medalla de honor al obispo auxiliar monseñor Santos Montoya y a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien ha estampado su firma en el Libro de Reyes al igual que todos los presidentes autonómicos y numerosas autoridades.