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El cardenal Cobo, el Domingo de Resurrección: «Nuestros miedos se diluyen en el abrazo que el Resucitado le da al mundo»

Domingo de Resurrección y la catedral de la Almudena se llena de música para proclamar que «Cristo resucitó, aleluya». «Feliz Pascua a los que os acercáis esta mañana a la catedral», ha saludado el arzobispo de Madrid, cardenal Cobo, al comenzar la Eucaristía solemne. «Sed bienvenidos a esta iglesia que es la madre de todas las parroquias de nuestra diócesis». «Es una suerte —ha añadido—, en esta mañana lluviosa, poder celebrar la Pascua con todos vosotros».

Numerosos fieles congregados en el primer templo de Madrid, como ha sucedido en los días del Triduo Pascual, este domingo, 31 de marzo, adornado de blanco, al igual que en la Vigilia Pascual, que es símbolo de vida, de pureza, de gloria, «en recuerdo de esa luz que Jesús dejó que traspasara a través de su cruz», ha indicado el arzobispo. En este día de gloria, «nuestras fragilidades, nuestros miedos se diluyen en el abrazo que el Resucitado le da al mundo».

Siguiendo el relato de la mañana de Pascua que hace la secuencia pascual, el cardenal Cobo ha hecho suyas en la homilía las palabras de María Magdalena: «Resucitó de veras mi amor y mi esperanza». «¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?», recoge este texto del siglo XI. «A mi Señor glorioso, la tumba abandonada». «¿Qué has visto?», ha preguntado a cada uno de los presentes el cardenal Cobo. «Hoy nosotros somos testigos del paso de Jesús por nuestras historias».

El fundamento de la Iglesia, ha afirmado, es la Resurrección. María Magdalena dejó la piedra del sepulcro echada y el primer día de la semana la descubrió corrida. «¿Quién puede hacer rodar la roca?; ¿quién de nosotros no ha sentido alguna vez en la vida el peso de alguna roca?», ha inquirido el arzobispo. «Cinismo, desigualdad, invisibilidad de la pobreza…», un mundo «de sepulcros y losas complejas».

Pero, como ha descrito, a la Magdalena la losa no la paralizó. «Muy pronto en la mañana te pusiste de camino; el amor te puso en marcha». Así, «si vamos por amor al sepulcro, también hoy Dios nos desbanca con la sorpresa». «¿A dónde vamos por amor?». Porque «ir a los sepulcros da miedo, pero allí viste, María, esa mañana, que Dios quita la losa; es el comienzo de una gran primavera».

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Bendición apostólica del Papa Francisco

Jesús «está en tu vida, en tus desvelos, en el cuidar de tus hijos, de tus amigos, en abrir y cerrar la parroquia, en el cansancio cuando no puedes más», ha continuado el cardenal Cobo, y ha aludido de nuevo a la mujer de Magdala: «Dinos, María, que podemos escuchar de forma nueva “ánimo, yo he vencido al mundo”, como dice el Resucitado». «Dinos, María, cómo podemos decir a toda la gente que conocemos “venid a Galilea”, venid a nuestra Iglesia». En este sentido, «hoy somos todos convocados a tomarnos en serio la responsabilidad de recordar a nuestra humanidad que Dios resucita; somos convocados a sembrar nuestra ciudad y nuestro mundo de esta noticia de Resurrección».

Han acompañado en esta celebración al cardenal Cobo los obispos auxiliares Juan Antonio Martínez Camino y Jesús Vidal, así como el deán de la catedral, Jorge Ávila, el rector del Seminario Conciliar de Madrid, José Antonio Álvarez, y vicarios episcopales. Al igual que en la Vigilia Pascual, en esta ocasión cuatro adultos han recibido los sacramento de iniciación cristiana. A Jonathan, Claudia, Navila María y Jennifer Diana, el arzobispo de Madrid les ha dado la bienvenida «a casa, porque si algo celebramos es que no hemos nacido para el sepulcro; somos semilla de algo nuevo».

Al concluir la celebración, los fieles presentes han recibido la bendición apostólica del Papa Francisco con indulgencia plenaria.

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Infomadrid / B. A. / Fotos: Ignacio Arregui

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