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El cardenal Cobo en la clausura de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos: «El Evangelio hecho samaritano es vínculo que converge con otras confesiones cristianas»

El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid ha animado a «practicar la misericordia, a tener compasión, de los que están heridos al borde del camino. A hacernos prójimos de quienes están medio muertos: parándonos, curando sus heridas, dejándoles en la posada».

Así lo ha expresado en la clausura de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que se ha celebrado este 25 de enero en la catedral de la Almudena, con el lema Amarás al Señor tu Dios… y al prójimo como a ti mismo y en el que han participado representantes de las diferentes iglesias cristianas.

Para este último día del octavario, ha dicho el cardenal, «se nos propone el final de todo el pasaje en el que Cristo cuenta la parábola del Buen Samaritano: Vete, y haz tú lo mismo». «El Evangelio practicado y hecho samaritano es un buen vínculo que nos puede ayudar a converger con otras confesiones cristianas, incluso con otras tradiciones religiosas poniendo de relieve la centralidad del amor y la misión que Cristo encomienda».

En esta semana de oración por la unidad, el arzobispo de Madrid ha subrayado cómo «el Espíritu Santo nos está invitando a las diferentes Iglesias a algo muy concreto. El mundo necesita las manos samaritanas, necesita sentir la acción de la fe viva de los creyentes para entender lo que significa el evangelio del amor y de la esperanza».

Por eso, cuando a Jesús le preguntan por quién es el prójimo, «Jesús no responde dando una teoría, sino con la parábola del buen samaritano, donde explica quién es el prójimo concretándolo en el rostro de un samaritano, un alejado y de mala reputación». Para ello, ha insistido, «es preciso darnos la mano y ser prójimos de nuestro mundo no solo individualmente, sino juntos».

El amor, ha explicado, «cuando es real y concreto, supone muchas veces un verdadero trabajo, y puede fatigar o desanimar en momentos de crisis. Por eso, tenemos que aprender a mirarnos a nosotros mismos, no nuestros intereses, sino aprender cómo discípulos de la mirada samaritana del maestro y aprender a apreciar a los demás más que a uno mismo. Seguramente, si consiguiéramos vivir esto, el camino hacia la unidad avanzaría más rápido y seguro».

Por último, ha querido destacar la misión común de la Iglesia de Madrid en la propia ciudad que «necesita ese testimonio de Cristo»: «Concentrémonos en ello, en anunciar a Cristo a los que no lo conocen, como en los inicios del movimiento ecuménico, que estaba centrado en la misión. Anunciémosle no solo de palabra, sino con obras».

El purpurado ha reconocido que «todos los esfuerzos hacia la unidad plena están llamados a desplazar nuestras ideas o nuestras pequeñas miras para aprender a escuchar juntos la mirada del señor y dejar que Él nos guíe. Caminar juntos, amar y servir juntos, poniendo la oración como prioridad».

El amor de Cristo que une a todos los cristianos es más fuerte que las divisiones

Por su parte, el reverendo Ramiro Arroyo, pastor luterano de la Community Church of Madrid, ha predicado sobre la parábola elegida para el lema. Ha advertido de la necesidad de «contagiar la creencia y el convencimiento de que el ecumenismo es posible, pero fallamos en transmitirlo».

Para ello, hay que demostrar «con obras» el estímulo sentirnos indiferentes al dolor humano». «El samaritano siente el dolor en sus entrañas, siente por el enfermo desconocido un vinculo. Ese reconocimiento tiene un coste: se involucra». El samaritano, ha explicado, «es un retrato de Dios y su acción se emplea en el amado, en el prójimo y nos proporciona un patrón a seguir. Debemos ver al forastero herido sin descartarle».

En un mundo, ha destacado, «en el que tenemos prójimos necesitados en todas las circunstancias no podemos entumecer nuestra alma». No es fácil, ha reconocido, «porque nos bombardean con muchas imágenes y no sabemos cuál es la que tenemos que creer».

«Cristo está detrás de cada hermano, y el hermano se nos presenta bajo el arco que hay que pasar para llevar a Dios. Nos resultará difícil, pero hacerlo nos permitirá segur ayudando».

El reverendo ha concluido con la invitación «a trabajar juntos», como un auténtico desafío para las diferentes iglesias que profesan la fe cristiana. «Somos hermanos en la actividad pastoral, lo tenemos todo a favor para entender que el amor de Cristo que une a todos los cristianos es más fuerte que las divisiones».

Participantes en la Clausura de la Semana de oración por la unidad de los cristianos

Los participantes en la Clausura de la Semana de oración por la unidad de los cristianos: cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid; monseñor Juan Domingo-Beka, arzobispo emérito de Mombago (Guinea Ecuatorial); monseñor Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid; Besarión, Metropolita de España y Portugal de la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla; P. Igor Kmetyk, secretario de la Metrópolis de la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla; P. Ciprian, delegado del Obispado Ortodoxo Rumano de España y Portugal; P. Constantin, de la Iglesia Ortodoxa de Rumanía; Alfredo Abad, Pastor de la Iglesia Evangélica Española; Alejandro, Pastor de la Iglesia Evangélica Española; Lars Pferdehirt, Pastor de la Friedenkirsche (Iglesia Evangélica Alemana); Melanie Mitchell, Pastora de la Community Church of Madrid; Ramiro Arroyo, Pastor de la Community Church of Madrid; P. Shnohq Sargsyan, Vicario de la Iglesia Apostólica Armenia en España; P. Filopatir, de la Iglesia Copta Ortodoxa; Celia Paterson, del Consejo de la iglesia anglicana de St. George; Adam Hill, del Consejo de la iglesia anglicana de St. George y Jorge Ávila, deán de la Catedral. Y 4 Vicarios Episcopales.

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